
Si hay un director que siga todavía en activo de la vieja escuela de cine comprometido éste es Sidney Pollack. En Michael Clayton además de producir, coprotagoniza. Junto a él en los créditos aparecen pesos pesados como Steven Soderbergh o el propio Clooney, que han preparado una película con mensaje -a la americana, o sea sin mojarse demasiado- que entretiene y que además despierta nuestra conciencia -o debería hacerlo-.
Michael Clayton podría haberse convertido en un panfleto como En tierra de hombres o en algo todavía peor, pero la maestría de su director, la fortaleza de su guión, el savoir-faire de los actores...contienen la cinta de tal forma que se aleja de los topicazos y se convierte en una denuncia en toda regla.
Es una película intensa, correcta y que deja en la boca un buen sabor a cine clásico. Al bueno, al de siempre.
Se va a llevar algún Oscar. Tiempo al tiempo.
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